***************************
De repente, llamaron a la puerta. ¿Quién sería?
Me levanté y fui corriendo a
abrir. Y lo que vi allí, delante de mí… era el mejor sueño que podría haber
tenido nunca. Era él, Blas. Estaba ahí. No eran imaginaciones mías, era él de
verdad. Me lancé a sus brazos y nos sumergimos en un dulce y cálido abrazo. Un
abrazo eterno, de esos que cierras los ojos y te emocionas al sentir a esa
persona tan cerca de ti. No hacen falta palabras, un gesto, un abrazo, puede
decir todo lo que las palabras no pueden expresar. Me separé un poco de él y le
besé con pasión. Añoraba sus labios, sus caricias, su risa, sus ojos… le
añoraba a él. Un carraspeo nos interrumpió.
-Ejem… ¿Me dejas un poco de
Martus para mi también porfa?
-¡Marinus! ¡También has venido
tú! –dije tirándome encima de ella para darle un abrazo. Estaba super
emocionada… ¿Qué hacías estos bobos aquí? No pude evitar soltar un par de
lagrimillas, la felicidad me recorría de arriba abajo, haciéndome sentir bien,
completa. Todos mis problemas se habían esfumado de golpe.
-Martus, que te quiero mucho y
tal, pero me estas asfixiando-
-Ai, perdón –pasé mi mano por uno
de mis ojos, quitándome la lagrimilla que asomaba. –Pasad anda.
-Bonita casa… ¿Cuántas estáis
aquí?
-Cuatro, contando conmigo. Son
todas muy majas. Sentaros –dije señalando el sofá. –Jo, ¿pero que haceis aquí?
-Te echábamos de menos y hemos
venido a verte –dice Marina.
-¡Pero estáis locos!
-En realidad, como te echábamos
tanto de menos… nos hemos mudado aquí. Para estar más cerca –dice Blas. Abrí
los ojos como platos. ¿Había oído bien?
-¡Loquísimos! ¡Cómo una puta
cabra! ¡Joder, como os quiero! –dije tirándome encima de ellos.
-Marta, gorda, que pesas –me dijo
Marina, y me eché encima de ella. Blas reía. Su puta risa, añsadjasñs.
-¿Qué decías?
-Que se te ha quedado un tipin de
top model, yo que tú me lo replanteaba…
-AH, pensaba que decías otra
cosa… -dije haciéndome hueco entre los dos. Aún no me creía que estuvieran
aquí.
-¿Qué tal los primeros días amor?
-Pues bien, llenos de apuntes.
Todo esto es nuevo… y muy grande.
-Sí, hasta que hemos llegado a
casa tela, y menos mal que había un McDonalds’ abajo, porque me moría de
hambre, yo pensaba que tampoco habría tanto trecho, pero ofu… Por cierto, saca
algo de comer, que es hora de merendar.
-No tienes remedio mi amor –le
dije levantándome hacia la cocina. Cogí una bolsa de patatas y otra de chuches
que había en uno de los cajones, y lo saqué, junto a unos refrescos. Merienda
improvisada, ale.
-Gracias Martus de mi laif.
-Ais cómo te echaba de menos, en
serio –dije dándole un beso en la mejilla así a lo exagerado.
-Eh, ¿y yo?
-¿Tú? –miré a Blas, este ponía
cara de cachorrito, me lo comía, ai. –No he echado tanto de menos a alguien más
que a ti –sonrió y me besó.
-¡OOOSTIÓN QUE LE HA METIDO LA
CHAVALA! –me giré y estaba Marina con la bolsa de patatas embobada viendo la película
o lo que fuera eso que estaban echando en la tele. Esta chica es imbécil. Tiene
como un don para interrumpirnos siempre que nos damos un beso…
-Marina, cariño, ¿tú tienes algo
contra nosotros?
-¿Me decíais algo? –dijo
girándose un poco hacia nosotros.
-Eres tonta. Pero mucho. Si no
fueras mi mejor amiga estarías fuera de casa ya.
-Oh, me amas, yo también a ti –dijo
abrazándome. Yo reí. En sería, era tontísima, pero la quería demasiado.
-Qué remedio… -el sonido del timbre volvió a sonar. ¿Quién
sería ahora?
-Voy yo –dijo Blas levantándose. No dije nada, y volví a “pelearme”
con Marina.
*Narra Blas*
Me encantaba verlas así, parecían
crías pequeñas. Y lo mejor, es que esa sonrisa no se le borraba del rostro.
Cuando sonó el timbre decidí ir yo, no quería que se levantara Marta. Me
encontré a un chico alto, moreno. No sé quién podría ser.
-Hola. ¿Está Marta?
-Eh… ¿Tú quién eres?
-¿Y tú?
-He preguntado primero.
-Pues soy…
-Un compañero de clase –intervino
Marta. La miré extrañado. –Se llama Hugo, vamos a la misma clase, y vive aquí
en frente. Hugo, este es mi novio, Blas.
-Ah… tu novio… Encantado –no dije
nada. No me daba buena espina. Ya la manera en la que miraba a Marta…
-Bueno, ¿qué querías? –dijo Marta
rompiendo el silencio.
-Nada, venía a visitar. Pero como
ya veo que tienes visita, vendré en otro momento –le giñó el ojo. La sangre me
hervía… ¿Pero este tío de que cojones va? ¿Qué hace flirteando con mi novia? No
le cerré la puerta en las narices por respeto, porque ganas no me faltaban…
-Pues… hasta mañana.
-Bye –se giró y se fue,
inmediatamente después cerré la puerta. Suspiró y me abrazó.
-Vale, a ver, quién era ese tío y
qué coño hacía flirteando contigo.
-Es idiota, no me cae bien,
tranquilo. Igual venía a preguntar algo de la uni, o no sé. No le des más
vueltas anda, es que él es así, tonto de naturaleza –me sonrió mientras me
acariciaba la mejilla. La besé con ganas, la quiero demasiado.
Volvimos al salón. Marina ya se
había terminado la bolsa de patatas. No tiene remedio. Nos sentamos y empezamos
a hablar los tres. Se me ocurrió una idea. Quería hacerle algo a Marta, una
cena romántica, los dos solos… ¿En casa? Tendría que hablarlo con Marina… hacer
como un intercambio. Me la llevé a la cocina un momento.
-He pensado en hacerle una cena
romántica mañana a Marta, en casa. Y para estar los dos solos, podrías venirte
a dormir aquí… como si de un intercambio se tratara.
-Ah, claro, tu lo que quieres es
follar… -dijo con cara pervertida. Le mire con una cara… que no se podía
describir. Levanté las cejas, y ella rió. –Tranquilo, ya os dejaré solos… Usad
protección –y tras decir esto con voz cantarina, salió de la cocina. Vale, esto
me había sido muy… raro. Bah, da igual.
-¿De qué hablabais pocholos míos?
-Nah, cosis nuestras –dijo Marina
sentándose de nuevo. De pronto, se abrió la puerta…
*Narra Marta*
... y entraron las chicas hablando
escandalosamente. Me levanté y las saludé. Presenté a Blas y a Marina, y este
último me dijo que quería hablar conmigo. ¿Pero de qué? Entramos en mi
habitación y cerró la puerta.
-Bueno, ¿y de qué querías hablar?
-Mm… de cuanto te quiero y lo que
te he echado de menos –me sonríe y se sienta a mi lado. –En realidad era una
excusa para estar contigo a solas –sonrío. Es la cuquez en persona.
-Serás bobo… me habías asustado,
pensaba que era algo grave, o que había pasado algo, entonces claro, me he
puesto a pensar, y he empezado a preocuparme pensado cosas que… -me calló con
un beso. –Me encanta tu forma de callarme –digo a milímetros de su boca, sonriendo.
El sonrió, y ahora fui yo la que le besé. Nuestras lenguas se sumergieron en un
juego divertido. La temperatura subía por momentos. Hasta que, cómo no, Marina abrió
la puerta.
-Tortolitos, salir de ahí que no
queremos escuchar cositas raras –y salió de la habitación.
-Yos’que la mato.
-Tranquila, ya habrá tiempo –me guiño
el ojo y se levantó, saliendo de la habitación. Yo salí detrás. Blas y Marina
se fueron ya a casa, y yo me quedé con estas.
-Bueno, a mi me parece que aquí
hay una que tiene que contar cositas… -dice Silvia.
-¿Qué cosas? Ni yo sabía que venían,
ha sido la mejor sorpresa de mi vida.
-Oh, qué bonito es el amor –dice Nagore
entusiasmada.
-Aunque tengo una pregunta… ¿Habéis
quedado con los chicos, con los tres?
-Sí, claro –responde Glo.
-Ah, qué raro, es que ha venido
Hugo a verme, supuestamente, cuando estaba con Blas y Marinus… -miro a Gloria
buscando una respuesta, y la veo algo nerviosa, a pesar que intenta aparentar
tranquilidad.
-Pues… es que se encontraba mal y
se ha vuelto a casa….
-Ya… y por eso viene a mi casa…
¿Sabías tú algo de esto?
-¿Yo? Ts, qué va…
-Gloria, te ha pillao’ –dice Silvia
negando con la cabeza. Río ante la afirmación. Que putis… habían preparado todo
para darme una sorpresa… si es que hay que quererlos.
-Bueno, pero ha valido la pena,
¿no? –voy a abrazarla.
-Gracias, en serio.
-A mi no me las des, dáselas a tu
novio.
-Que adorable.
-Eooo, Tierra llamando a Martus,
baja de las nubes o de tu mundo amoroso –dice Nagore moviendo la mano exageradamente
por delante de mí.
-Estoy, estoy, ¡a ver si te vas a
dislocar el brazo muje’!
-Tira.
-Meh.
Cenamos todas entre bromas. Les
estaba cogiendo muchísimo cariño, y la confianza ya era palpable entre nosotras,
me encantaba el buen rollo que había. Pronto nos fuimos a dormir. Mañana ya era
viernes. Había que ir a la universidad. Iba a ser un viernes distinto, lleno de
sorpresas, imprevistos… algo que yo no me imaginaba. Pero… ¿Por qué
adelantarnos en el tiempo? Todo lo que tenga que ser, será, y lo que tenga que
llegar, llegará. Y, con una sonrisa, y pensando en la persona que más feliz me
hacía en este mundo, me quedé dormida.
Me da la espina con lo ultimo del capitulo que va a pasar algo o muy bueno, a lo mejor me equivoco eh jajaj me encanta.
ResponderEliminarjajaja quien sabe... :) Muuuchas gracias, de verdad, y gracias por comentaar! Luv yaa!
Eliminaraaaaai que guay este capitulo!! me ha encantado!! que monis :3
ResponderEliminarAww, muchísimas gracias ciee! Me alegro de que te gustara :) Besiitoos!
Eliminar