viernes, 14 de febrero de 2014

"My own dreams" Capítulo 32

Buenas! Bueno, si me leeis en twitter os habréis dado cuenta de que no estaba muy bien últimamente, y que... me borré twitter por una semana. Para pensar, desconectar y desahogarme. La verdad es que estoy mucho mejor, por si a alguien le interesa. Era esa una de las causas por las que he tardado tanto. Otra es porque últimamente, debido a problemas personales, tengo la imaginación en off, y me está costando muchísimo seguir con esto, por lo que agradecería que, si tenéis alguna propuesta o me quereis ayudarme a seguir, sería de agradecer. Bueno, espero que no os decepcione el capitulo. Comentad en lo que sea. Os quiero, y gracias por gasta una parte de vuestro tiempo en leerme :')




*Narra Blas*

Un ruido ensordecedor hace que abra los ojos sobresaltado. Alguien me estaba llamando.

-¿Si? –dije medio adormilado.

-Buenísimos días. Hoy viene Carlos a Madrid a eso de las doce, así que vamos todos, los tres, a recogerlo, ¿O.K?

-¿Qué Carlos?

-¡Qué Carlos va a ser! El rubio alicantino. Amigo de Martus. Novio mío. ¿Te va sonando?

-A, sí…

-¡Genial! A las doce en la estación. ¡Besitos!

-Pero qué… -no me dio tiempo a acabar, ya había colgado. Suspiré. Esta chica no tiene remedio.

-¿Quién era? –escuché detrás de mí. Marta se estaba estirando, con cara de recién levantada, y restos del maquillaje de anoche. Aún así, estaba preciosa.

-Marina. Que viene Carlos y quiere que vayamos los tres a buscarle a la estación.

-Oh, vale. ¿Qué hora es?

-Las… -miré mi móvil –once. Tenemos una hora.

-Pues vamos –nos levantamos y desayunamos rápido. Cada uno se duchó por su cuenta. Marta se vistió con ropa de Marina, para no destacar mucho con el vestido. Llevaba unos pitillos negros y una camisa blanca suelta y transparente, con una camiseta de tirantes básica del mismo color para que no se viera nada. Zapatos sí que se puso los tacones negros de anoche, ya que no calzaban el mismo número.  Yo me puse unos vaqueros y una camiseta blanca básica, con unas asics del mismo color.

-¿Ya estás? –me preguntó.

-Sí.

-¿Llevas todo?

-Creo que sí.

-¿Y cinturón? –fui a mirar, pero me lo quitó rápidamente.

-Eh, dámelo.

-No –sonrió pícaramente y me empujo hacia atrás, haciendo que cayese en la cama.

-Vamos a llegar tarde.

-¿Y? –dijo poniéndose encima de mí y besándome.

-Pues…

-Sh… -me quitó la camiseta, y con un ágil movimiento la tumbé.

[…]

 

*Narra Marina*

Me levanté pronto, algo raro en mí, pero estaba nerviosa por volver a verlo. Había quedado con él en que lo iría a recoger. Llamé a Blas para decirle que vinieran ellos dos también.

Me arreglé un poquito. Llevaba unos vaqueros negros y una camiseta de tirantes negra. Encima de esta, un top rojo ancho de manga corta, con los hombros caídos y unas letras negras. De calzado unas converse del mismo color que el top. Un poquito de maquillaje y ya está. Fui a la cocina a desayunar algo, aún había tiempo. Pronto, entró Silvia.

-Buenos días. ¿Qué guapa vas, no?

-¡Buenísimos días! Muchas gracias… ¿De verdad te gusta?

-Sí, me encanta, te queda genial.

-Ais, es que estoy nerviosa. Sé que no debería estarlo, a ver, es mi novio, pero no sé, ag, como hace mucho que no le veo no sé cómo estará, y…

-Eh, tranquilízate Marina. Todo va a salir bien. Además, tampoco hace tanto que no lo ves.

-Ya, pero lo echaba tanto de menos…

-El amor… Anda, termina de desayunar que van a ser ya y media.

-¿Qué? Ai, y media ya, no me da tiempo, esto es muy frustrante, gracias Silvia, me voy –dije cogiendo mi mochila y saliendo de la casa. No me costó mucho llegar a la estación, a pesar de mi pésima orientación. Estuve esperando un rato, y pronto lo vi. Iba con unos cascos, que en seguida se quitó. Fui corriendo hacia él, literalmente. En cuanto me oyó, levantó la cabeza y me abrazó fuertemente, tras yo tirarme a sus brazos. Estuvimos un rato así, hasta que él me aparto un poco y me besó. Añoraba sus besos.

-Te he echado de menos.

-Y yo a ti rubio –dije sonriendo. En ese momento me acordé de que Blas y Marta iban a venir también… ¿Dónde estaban?

-¿En qué piensas? –dijo Carlos devolviéndome al mundo.

-Ah, en nada. Qué… -vacilé un poco al contárselo. Se supone que iba a ser una sorpresa, pero… da igual ya –había llamado a Marta y Blas para que vinieran también, pero no aparecen –en ese momento, entraron en la estación cogidos de la mano andando a paso ligero. Nos vieron y vinieron corriendo hacia nosotros. La primera fue Martus, que fue corriendo (cosa que admiro, ya que llevaba los tacones de ayer) a darle un abrazo a Carlos.

-¡Rubio feo! ¡Cuánto tiempo!

-¡Hola loquis! Pues ya ves…

-Me alegro de que estés aquí, Marina está un poco necesitada… -dijo mientras me miraba y se reía. La miré con cara de asesina, pero enrojecí a la velocidad de la luz al ver que los tras me estaban mirando.

-Marta, algún día morirás entre terribles sufrimientos….

-Algún día… Oye, pero que te quiero, jo… -dijo dándome un abrazo. Intenté zafarme de ella, pero no podía, es algo más grande que yo. Al final, tuve que ceder a su abrazo. Blas y Carlos ya se habían saludado.

Salimos los cuatro de allí.

-Carlos, ¿dónde te alojas?

-He cogido un piso de alquiler. Esta bastante bien, pero algo lejos de aquí… tengo que coger el metro.

-Pues vamos –dije yo.

-Nosotros no llevamos dinero encima –dijo Blas.

-Y no, no nos vais a pagar el viaje vosotros –dijo Marta mirándonos a los dos al ver lo que íbamos a decir.

-Bueno, pues nos vamos nosotros –dijo Carlos mirándome.

-Vale, ¡hasta luego chicos!

-Adiós fea –me dijo Martus dándome un abrazo.

Nosotros bajamos las escaleras del metro y ellos dos se fueron por donde habíamos venido.

[…]

*Narra Marta*

-Creo que en esta semana he pisado más la estación que en toda mi vida –le digo a Blas. Vamos paseando cogidos de la mano, sin ninguna prisa, sin ningún rumbo.

-Puede ser…

-Primero llego yo, luego Dani, luego Carlos… Y porque vosotros no me dijisteis que vieníais porque si no… -rió ante mi comentario.

-Pues nada, que parece ser que te gustan los trenes.

-Me gustan los trenes –dije imitando aquel video gracioso que vi en YouTube hace unos días. Esto causa la risa de Blas de nuevo. Me encanta su risa. No sé, es tan… ais.

-Eres la mejor.

-¿Yo? ¿Pero qué he hecho?

-Todo y nada. No sé cómo explicarme. Me encanta tu locura, te hace adorable. En realidad, me encantas tú –le besé.

-Blas. ¿Qué dijimos de lo de ser tan cuqui?

-Mm…

-Que dejes de serlo, porque a mí me debilitas, y no, no puede ser.

-No puedo evitarlo, me sale solo.

-Pues… pues… ag, te odio –dije volviéndole a besar. Esta vez fue un beso más largo.

-Yo te amo.

-Blas…

-Más que a nada.

-Blas, Stop –rió y me dio y pequeño beso en los labios. Comenzó a andar otra vez.

-Capullo… -sonreí y corrí para alcanzarle. –Eh, espérame. ¿Tú sabes lo difícil que es correr con tacones?

-No, ni tengo curiosidad por saberlo. Te lo digo porque no pienso correr con tacones. Nunca.

-Ui, eso ya lo veremos… -reí al decir esto. Blas me miró un poco perplejo, pero le contagié la risa en un momento.

-Anda, ya te vale…

Seguimos caminando un rato y volvimos a su casa a comer. La verdad es que comimos lo que sobró de la cena, porque había tantísimas cosas… Parecía un bufé libre. La tarde la pasamos allí también, vagueando sobre todo. No quería irme, estaba tan a gusto…

 

*Narra Gloria*

Llevo unos días encontrándome bastante mal. Quiero pensar que es algún resfriado o gripe, pero no me siento como si solo fuera eso. No sé, es raro, nunca me había pasado algo parecido. No se lo he querido decir a nadie, supongo que será una tontería. Pero… la regla se me ha retrasado… igual un par de días es normal, ¿no? El problema es… que no son dos días… han pasado dos semanas…

2 comentarios:

  1. Me encanta!!!!!!❤️❤️ no tengas peisa por subir!! Si necesitas algo soy @Silviabruji_17

    ResponderEliminar