lunes, 31 de marzo de 2014

Agradecimientos.

Bueno pequeñas, "My own dreams" ha terminado. Sé que es una sorpresa, pero... es lo que hay. No tenía más ideas, ya no sabía que meter de relleno, por lo que decidí ponerle punto y final a esta historia. Sé que es un poco fuerte, un poco chocante, y que el final es muy distinto a como todos nos imaginábamos (incluida yo), pero... pensé en hacer algo diferente. Algo que nadie se esperara. Espero haber acertado y que os haya gustado la historia (dentro de lo que cabe). Creedme, yo lloré mientras escribía.
He decidido que no habrá segunda temporada. Las segundas partes siempre aburren, te dejan mal sabor de boca, o simplemente hacen que olvides la historia principal, el comienzo de todo esto. Por lo que no seguiré con este fanfict. Pongo el punto y final.

Daros las gracias por todo, todos los comentarios, todas esas personas que esperaban que subiera capítulo, cuando tardaba tanto, cada persona que me pedía que le avisara por twitter... de verdad, gracias. "My own dreams" No habría sido nada sin vosotras. Gracias por el apoyo, por vuestras ayudas cuando me atascaba, por vuestras ideas... por todo en general. Os quiero mil!

Sin más preámbulos me despido. Gracias por todo.
 Att: Martus.

Epílogo


Y entonces llega el día. Ese día que cambia tu vida por completo. Ese día en el que ves las cosas de otra manera completamente diferente a como antes las habías visto antes. Ese día en el que sabes que vas a cambiar. Y en realidad, ya has cambiado. No sabes si a bien, o mal, pero has cambiado. Ese día en el que te encuentras completamente sola, buscando encontrarte a ti misma. Miles de pensamientos, sentimientos, impulsos, te llenan, martillean, te vuelven loca. Y entonces paran. Paran, y te hacen ver todo de otro modo. No sabes si mejor, o peor. Sientes que estás perdida, pero a la vez más encontrada que nunca. Seguramente, no sabréis de lo que hablo. Bien, ni yo misma lo sé con claridad. Solo sé que estoy sola. Sola en un mundo de cobardes. Ya no creo en nada, ni en nadie. Ahora soy otra. Fuerte, guerrera. He cambiado en todos los aspectos. He adelgazado, mi pelo ahora es azul con mechas claras en las puntas. Mi aspecto ha cambiado. Ahora visto más provocativa, nada en comparación a cómo lo hacía antes. Antes era la niña buena. Y no pienso volver a serlo. De las personas que me rodeaban, solo Marina se ha quedado a mi lado, solo ella ha intentado entenderme, y apoyarme en mi decisión de mudarme a Estados Unidos. Nueva vida, nueva yo. Ella se ha quedado en Madrid con Carlos. En realidad, los voy a echar de menos, a todos. Pero yo no podía más, no allí. Le pedí que me enviara mis cosas y así hizo. Nunca volví a allí. Ninguno entendió mi reacción. Pero me daba igual. Al infierno el amor. No estaba dispuesta a sufrir como lo hice. No esta vez. No volvería a caer en el juego mortal del amor que casi me deja sin vida.

 

 
 
 
 
 
 
 
 

 

Y de repente, desperté. Estaba completamente sudada, y mi pulso iba a mil por hora. Mi madre entró corriendo a mi habitación. Aunque no la recordaba así. Esta era blanca, completamente.

-Marta cariño, ¿estás bien? Oh dios mío, ha despertado, ¡Emilio corre, llama a un médico!

-¿Qué… habéis pintado mi habitación? –mi madre hizo una mueca intentando sonreír.

-No cariño, estás en el hospital.

-¿Pero… por qué?

-Te caíste y te diste un fuerte golpe en la cabeza. Has estado en coma tres meses -¿Había oído bien? ¿En coma? ¿Tres meses?

-¿Y Marina y Blas? –dije un poco aturdida.

-¿Quiénes son esos? –dijo mi madre.

-Mis… mis mejores amigos…

-No cariño, son Elena y Bego –me acarició un poco el pelo y me hizo recostar. Y de repente entendí todo. Todo aquello me lo había imaginado, nada era real. Y ninguno de ellos existe en realidad.

"My own dreams" Capítulo 35 [FIN].


Dos meses después.

La vida me sonreía. O así lo creía. Los chicos se empezaban a abrir un poco en el mundillo de la música. Tras lo de destino eurovisión, todo les ha ido genial. En todos los aspectos, amor incluido. Gloria y David por fin estaban juntos. Costó lo suyo, pero por fin salen, y eso es lo que importa. Álvaro rompió con Paula, pero ella sigue en el grupo, y no es rencorosa, todo lo contrario. Siempre le estará agradecida a Álvaro de que la rescatara de aquel infierno en el que vivía. Ahora, ella está en nuestra casa, y  soltera. Es muy buena persona. Y Álvaro… se ha fijado en Nagore. La verdad es que harían una pareja estupenda, ya que a ella se le nota a kilómetros que le gusta. Pero bueno, tiempo al tiempo. Silvia empezó a salir con Alberto, nuestro vecino. De los tres, es el único con el que nos hablamos, el único decente. Hugo desapareció sin decir nada. Lo agradecí, la verdad. Pero dejó un hueco inmenso dentro de mí. Me sabe mal sentirme así, pero no lo puedo evitar, es algo que… no sé. Marina y Carlos hacen la pareja más cuca que existe en este mundo. Están siempre de broma, pero siempre acaban reconciliándose. Los dos payasos, los dos geniales. Dani… mi Danielo es todo un “heartbreaker”. Es decir, a él esto de las parejitas felices y ese rollo no le van. Prefiere salir de fiesta, conocer gente… y que surja lo que surja. Pero aunque no lo parezca, es un tierno por dentro. Se preocupa en cuanto te ve mal, y hace bromas estúpidas para hacerte reír. Y Blas y yo… igual que siempre. Queriéndonos muchísimo, y demostrando nuestro amor. Da igual dónde estemos, o lo que estemos haciendo, eso va a seguir siendo así, o por lo menos así lo quiero. Cuando estoy con él, la presión que siento en el pecho desde hace tiempo se desvanece, y me siento bien, completa. Lo quiero, y no lo voy a negar. Él es el único que puede rescatarme.

He estado unas cuantas veces en el hospital. La presión de mi pecho hacía que los mareos y desmayos aumentaran, y eso causó grandes estragos en mi manera de ser. Empecé a alejarme poco a poco de todos, no quería que se preocuparan por mi o causarles problemas a ellos también. Cualquier emoción fuera de lo normal me alteraba, y me desvanecía al instante. Blas estaba muy pendiente de mí, pero tampoco quería eso. Es decir, él tiene su vida, y no quiero que se la pase a mi lado cuidándome siempre y dándome las pastillas que me tengo que tomar cada vez cual abuelica. Ni que estuviera minusválida. Simplemente, son crisis nerviosas, según dijo el médico. Lo que no sé, es la causa de esa crisis en la que me encuentro. ¿Por qué tantos nervios internos? Ni yo me entendía a mí misma.

Habían sido dos mesen intensos. La uni la llevaba bien, y aprobé todos los exámenes del trimestre. Nagore no tuvo tanta suerte, y le cayeron dos. Álvaro la estuvo ayudando y bueno… unieron lazos. Gloria y Silvia pasaron bien, al igual que yo.

Hoy era un día normal, como cualquier otro. Estaba sentada encima de Blas, tirados en el sofá, sin hacer nada interesante. Nos besábamos, reíamos y hablábamos de cualquier chorrada. Era genial pasar tiempo con él. Aunque estuvieras haciendo la cosa menos interesante en el mundo, era imposible no aburrirte con él. A nuestro lado, estaban Gloria y David, alternando discusiones sobre tonterías con besos. Eran una pareja chocante, pero eran la cuquez. Silvia y Nagore habían ido a comprar, la nevera estaba pelada. Los demás, no lo sé. Bueno, Marina y Carlos llegaban en un rato. Parecía esto una cita triple. XD.

-¿Y vais a iros de gira?

-Sí. Bueno, pero eso, hasta el año que viene… Hemos tenido unos problemillas al sacar el disco, pero parece que todo se está solucionando. Y menos mal.

-Me alegro muchísimo de verdad –dije sonriente. El timbre sonó, y me levanté para abrir. Justo en ese momento, el móvil de Blas sonó. Lo ignoró, y lo miré interrogante. Nunca lo suele hacer. Dejo el tema al lado y abro la puerta. Abrazo a Marina y a Carlos y los invito a pasar. Llegamos al salón y el móvil de Blas vuelve a sonar. Mira la pantallita y vuelve a colgar.

-Los de la compañía son demasiado pesados –dice excusándose. Sonrío y me acomodo a su lado. Pasamos la tarde de “cine en casa”. Estuvo bastante bien. David y Carlos se fueron. Marina Gloria y yo nos pusimos a hablar de cosas de chicas, tipo que teníamos que ir de compras, que Mario Casas era un buenorro, o que los pantalones que llevaba ayer Pilar parecían de abuela. Somos unas marujas, lo admito. Y a Blas… lo volvieron a llamar. Le dije que lo cogiera y este, a regañadientes, salió a la terraza para estar más tranquilo. Parecía nervioso, alterado. No sé, paranoias mías.

-Tías, ayer vi a Dani con una pava saliendo de una discoteca –dijo Gloria.

-Bueno, habrá tenido una noche de acción –sonreí ante mi comentario. Las dos soltaron una carcajada. Tras aquello, aparecieron Silvia y Nagore cargadas hasta arriba de bolsas. Les acompañaba Paula, ayudándolas. ¿Pero estas habían comprado el supermercado entero o qué? Fuimos corriendo a ayudarlas y se fueron al salón, dejándome a mí para que colocara todo. Putas zorras de mierda, algún día se lo devolveré. Todo esto con amor. J. Escuché gritos de la terraza. ¿Aún seguía este hombre hablando? Dejé lo que estaba haciendo y fui a ver qué pasaba.

“Que me dejes en paz ya”. “Todo fue un error”. “Oh vamos, no sabía lo que hacía”. “Sé que fue hace un par de semanas, pero jamás debió ocurrir”. “Lu, olvídame”. “Está bien, nos vemos en diez minutos”.

Mi cara palideció. ¿Qué había sido un error? ¿Y hace dos semanas? ¿Y quién cojones es “Lu” y por qué quedaba con ella? Fui corriendo a la cocina, por improvisar. Mi cabeza imaginaba lo peor. Pero no podía ser posible, Blas jamás me sería infiel. Y tampoco se pondría tan ebrio como para no saber lo que hace. No, debo haber entendido mal. Sí, será eso. Claro, tiene sentido. Los mareos me deben estar afectando a la audición y me provoca paranoias. Tiene que ser eso. No podría ser otra cosa, no, yo confío plenamente en él. Pero si realmente ha pasado algo y no ha tenido en valor de contármelo… no sé si podría perdonárselo. Es decir, estaríamos hablando de una infidelidad, y de que Blas no confía en mí. ¿Blas confía en mí? ¿Por qué mierdas me martilleo la cabeza yo sola? Dios, creo que me va a explotar en cualquier momento. Termino de colocar todo y salgo al salón, donde todos conversan animadamente.

-Hei, peque, tengo que irme ya –dice cogiéndome de la cintura y dándome un beso en la mejilla.

-Está bien, hasta luego –dije con una sonrisa falsa. Tan pronto como salió por la puerta, me calcé con lo primero que pillé y salí detrás de él bajo la atónita mirada de las chicas.

*Narra Marina*

Eso había sido… demasiado raro. ¿Por qué querría Martus salir a estas horas de la noche detrás de Blas? Simplemente, la conozco, y no lo haría si no tuviese una buena razón. Solo espero que luego me lo cuente…

-Eh… ¿Sabéis que ha pasado? –preguntó Nagore nerviosa por la salida repentina de Marta.

-Ni idea. Esta loca. Seguro que van a… -dice Gloria con una sonrisa pícara.

-¡Gloria, guarra! –dice Silvia dándole en el hombro mientras todas reímos. Aunque sé que esa no es la razón, si no, se habrían ido los dos sin más.

-Pues yo estoy preocupada. No creo que sea algo así… parecía más algo con problemas…

-Espero que no, hacen muy buena pareja –dice Paula, que hasta ahora no había intervenido.

-Voy a llamar a Carlos –digo de repente, captando la mirada de todas. -Igual sabe algo –me encojo de hombros y tecleo su número. A los tres bips me responde.

-Fea.

-Idiota.

-¿Ya me echas de menos?

-Mm… sí, pero no es por lo que te llamo –se hace un silencio por parte de él para que continúe hablando. -¿Sabes si Blas y Marta tienen algún problema? –yo directa al grano. ¿Para qué andarse por los laureles?

-Pues que yo sepa no…

-¿De verdad? ¿Y algo que pudiese hacer que hubiera algún roce?

-Mm… no. Oye, ¿por qué lo dices?

-Porque… no sé, Marta estaba rara y ha salido corriendo detrás de Blas…

-Jope… pues no tengo ni idea cielo. Si averiguas algo avísame, yo haré lo mismo.

-Está bien, gracias. Te quiero.

-Y yo a ti enana.

-¡Que no me llames así!

-En realidad te encanta –notaba su sonrisa medio burlona detrás de la pantalla. Sonreí irónicamente.

-Adiós –y colgué. Me giré hacia las chicas, que me miraban impacientes. –No sabe nada, y creo que los chicos tampoco. Lo único que podemos hacer es esperar a que venga y nos lo cuente…

 

*Narra Marta*

Un fresco aire golpeó con fuerza mi cara. Mierda, y yo sin nada de abrigo. Visualicé a Blas a lo lejos y corrí hacia donde se dirigía. No debía perderlo de vista. Manteniendo las distancias, lo seguí, con muchísimo cuidado de que no me descubriera. Dobló un callejón que estaba abandonado. Me agaché y me asomé discretamente. Había una chica esperándole, que le dió un corto pico en cuanto lo vio. Mis ojos parecían salirse de sus órbitas. Me contuve, necesitaba pruebas.

-Hola Lu –dijo tras un suspiro. Ella coqueteaba demasiado. Así que esta rubia de bote era “Lu”. Respiré hondo e intenté aguardar. Blas tenía que haber venido a hacer que le deje en paz. Sí, seguro que es eso. Abrí mis ojos y me concentré en la escena.

-Has venido –dijo ella con una sonrisa juguetona mientras le acariciaba el pecho a Blas.

-Sí, pero no significa nada. Esto no está bien.

-¿El qué?

-Que nos veamos teniendo novia.

-Reconoce que aquella noche cambió tu vida cariño.

-No, no cambió nada. Llevo esperándola desde que era pequeño.

-¿Y la quieres? ¿Confías en ella?

-Yo… -una lágrima salió de mi rostro. ¿Dudaba de esa pregunta? Dios…

-¿Solo sientes cariño, verdad? Al igual que conmigo. Solo que ella no te da lo que necesitas. Y yo sí  –la zorra se echó el pelo hacia un lado mientras le besaba el cuello. Miles de recuerdos me llegaban a la mente. Aquel viaje a Murcia, donde todo aquello empezó.

 

“-Tengo ganas de besarte –me dice mirándome a los labios.

-¿A sí? ¿Y por qué no lo haces? –digo acercándome mucho más a él.

-Porque no sé si es lo correcto –dice y desvió su cara a mi oído. –Pero no pienses que te vas a librar tan fácilmente –me dice besándome el cuello. Solté una pequeña carcajada. Me muerde el cuello y suelto un leve gemido. Me había marcado. Ahora se enteraría.

-Me has hecho daño cabrón –digo dejándole otro chupetón a él. Le había cogido desprevenido”

 

-Eso no es verdad. No quiero presionarla. Pero si es verdad que tengo ganas.

-Yo te daría todo lo que necesitaras de eso, y más.

 

Me subió encima de él y me llevo a su habitación, dejándome en la cama con cuidado. Estaba muy nerviosa, pero a la vez lo necesitaba. Blas se puso encima de mí con cuidado y empezó a acariciarme el muslo, sin parar de besarme. Nada más sentir el contacto con su piel me puso la carme de gallina. Me deseaba, lo notaba. Puse mis manos en su pecho y comencé a desabrocharle los botones de la camisa blanca que llevaba. Mi vestido desapareció como por arte de magia, sus pantalones también. Estaba convencida de que quería que él fuera el primero, y así iba a ser. Estaba preparada. Me puse encima de él y me quitó el sujetador. Jugué con la cinta de su bóxer, acariciando su abdomen y dándole besos por el cuello, sabía que le excitaban. Se volvió a quedar encima de mí y desapareció la poca ropa que aún nos quedaba.

-¿Estás segura? –me preguntó tras ponerse el preservativo.

-Quiero que seas el primero Blas. Aquí y ahora. Hazme tuya –dije, Blas me besó. Entró con mucho cuidado en mí, y sentí un dolor agudo.

-¿Sigo?

Sí –volvió a repetir el movimiento, y yo me agarré fuerte a las sábanas.

-No preguntes, tú sigue. No pares por favor –dije antes de que él dijese nada, y me obedeció. Lo sentía una y otra vez, y lo que antes era dolor se convirtió en placer. Agarraba fuertemente la espalda de Blas, y él callaba mis gemidos con besos apasionados, llenos de amor. Lo amaba demasiado. Llegamos a tocar el cielo con la punta de los dedos, y él se echó a mi lado, algo exhausto.”

 

-Lu, para…

-Mírame a los ojos y dime que no me deseas.

-Yo… Lu… -se mordió el labio y ella sonrió triunfal.

 

“-Estás siendo muy mala…

-¿Ah sí? –dije mientras bajaba mis manos por su pecho y jugando con el botón superior de su camisa.

-Demasiado –solté otra risilla. -¿Y sabes lo que les pasa a las niñas malas?

-Sorpréndeme.

-A las niñas malas se les castiga… Y tu castigo va a ser muy malo… -dijo dándome besos en el cuello.

-Mm… Igual es la niña la que castiga hoy… -dije giñándole el ojo y separándome de él, yendo hacia donde había menos gente.

-Las cosas no se dejan sin terminar pequeña –me dijo al oído. Me mordí el labio y me giré hacia él.

-¿Y quién ha dicho que lo haya acabado? –le desabroché el primer botón de su camisa y eché mi pelo hacia un lado. Sé que no aguantaría mucho más. Y no estaba equivocada. Me empotró contra la pared y me besó con mucha pasión. Pero… este no era el lugar. –No, no, no, señorito, aquí no… Controla tus deseos, queda mucha noche por delante…”.

 

Blas la cogió de la nuca y le devoró la boca. La zorra comenzó a manosearle, y a meter la mano por lugares inapropiados. Era un mar de lágrimas. ¿Lo peor? Que él se dejaba. Él disfrutaba. Y yo había pasado a ser un segundo plano. Todos esos momentos, esas risas, esas discusiones… todo a la mierda. Decidí que ya había visto demasiado. Me levanté de mi escondite, pero no me fui de allí. No, no, esto no iba a quedar así. Fui hacia ellos y los cogí a ambos de los pelos, separándolos. En ese momento, no era una persona, no era yo. Era alguien dominado por la rabia, los celos, y el dolor de perder al supuesto “amor” de mi vida. Le pegué un puñetazo a la rubia, haciéndola caer, e hice lo mismo con Blas.

-Marta… -susurró. Pero yo no escuchaba nada. Le di unos cuantos puñetazos mientras él no oponía ninguna fuerza. Lo derribé y seguí pegándole. Su cara sangraba, mis uñas se clavaban por su cuerpo abriéndole la piel. Mis lágrimas no me permitían ver bien, pero me daba igual. Quería morir, después de matarlo.
-Pensaba que me amabas hijo de puta. Pensaba que éramos una maldita pareja. Pensaba que podía ser feliz a tu lado, que serías el padre de mis hijos, que te acompañaría en tu primera gira –otro puñetazo en la sien. Me incorporé como pude. –Pero ya veo que no. Todo era mentira, todo era una puta y jodida mentira en la que he estado viviendo años, joder, años. Años pensando que tú me amabas, que me correspondías. Pero veo que todos esos “te amo” eran falsos, que lo único que querías era echar un puto polvo. ¿Sabes qué? No me vuelvas a dirigir la palabra en tu puñetera vida Blas. Jamás. No me busques, no me llames, no preguntes por mí. Porque esto no te lo pienso perdonar en la puta vida –le di una patada en los huevos con toda la fuerza que pude, él se retorció de dolor. –Olvídame jodido gilipollas de mierda. ¡Te odio! ¡TE ODIO! –y salí corriendo. Con mi mano ensangrentada, y sin rumbo alguno. No podía creerlo, simplemente no quería creerlo. Me encontré en la estación de autobuses. Cogí el billete del primero que salía. No quería pasar ni un maldito segundo más aquí. No sabía a dónde iba, simplemente quería irme. Y así hice. Me senté en el bus y lo dije. Jamás perdonaría a Blas. Nuestra historia… había acabado.



jueves, 6 de marzo de 2014

"My own dreams" Capítulo 34

Bueno, deciros que muchas gracias por los comentarios que me vais haciendo y eso, que de verdad, me ayudan bastante y me animan a seguir escribiendo esto. Este capítulo se centra más en otros personajes, pero espero que os guste y que sigáis comentando qué os parece, para mí es importante. Además, es imprescindible para el final de la historia. Al final acabaré esta parte en el capítulo 40, y lo más segundo es que haga una segunda parte, así que tenéis "My own dreams" para rato! Bueno, os dejo con el capi que me enrollo mucho, os quiero, gracias por leer!
*********************************



*Narra David*

Auryn. Así nos llamaríamos. Es increíble cómo pueden cambiar las cosas en unas pocas semanas. Hace unos días, estaba recogiendo las cosas para volverme a Granada de nuevo, y ahora sigo aquí, en Madrid, ilusionado y feliz intentando cumplir mi sueño junto a cuatro chicos más. Hoy nos hemos reunido para elegir el nombre del grupo, necesitábamos uno. Han salido muchos, nombres raros, ridículos... de decir “tío, ¿pero cómo nos vamos a llamar así?” o “Si nos llamamos así se nos van a reír en la cara” y cosas así. Hemos decidido que tenía que ser algo especial, algo con lo que nos identificáramos. Y ha surgido el Auryn, el amuleto de la historia interminable. En cuanto lo hemos visto, no hemos dudado. Tenía que ser nuestro nombre. Algo especial, con valor, con un significado… ¿Qué mejor que el Auryn?

Mi vida amorosa es un lío, un caos absoluto. En la fiesta donde comenzó todo conocí a Gloria, una compañera de Marta. Empezamos a hablar, nos intercambiamos los números y hemos quedado un par de veces. Las dos veces han acabado igual, en la cama. En realidad, yo no lo hago por placer, ella realmente me gusta. Es una chica guapa, segura de sí misma, y con un toque rebelde que me vuelve loco. Pero no parece creer en el amor. En fin. Si ella es feliz así, yo… no le voy a decir que no. Aunque así lo único que consiga es volverme totalmente loco.

He quedado con Marta a dar una vuelta. Sé que ella y Gloria se llevan muy bien y eso, y necesito contarle a alguien cómo me siento. Y la verdad es que Marta se está convirtiendo en alguien muy importante para mí, en cuanto a amistad se refiere. Siempre me escucha, me aconseja y apoya, y siempre consigue sacar lo mejor de mí. La verdad es que el que esté aquí ahora, y que Auryn se formara, es todo gracias a ella.  Llego a la cafetería donde hemos quedado y me siento. Ella aún no ha llegado. Me pongo a juguetear con el móvil hasta que oigo la puerta abrirse. Es Martus. Me ve y viene con una sonrisa.

-Hola David, ¿llego tarde? –me dice dándome dos besos y sentándose en la silla de enfrente.

-Mmm… -miro el reloj y pongo cara de enfadado –dos minutos tarde. Esto no puede ser eh…

-Lo siento, la próxima vez llegare prontito –dice con voz de niña buena mientras pone pucheritos. Los dos echamos a reír.

-Bueno, ¿qué tal?

-Pues bien. Si te soy sincera sí que creía que llegaba tarde, cosa que odio, y he venido medio corriendo… percances en casa, no les he dicho dónde iba y casi me encierran. Pero Martus siempre gana –dice con una sonrisa triunfal. –Les ha faltado seguirme… -río ante su comentario.

-No pasa nada en serio –un camarero viene y nos pregunta si queremos tomar algo. Pedimos ambos una Coca-Cola.

-Bueno, cuéntame pequeño, te escucho.

-Pues… -suspiro y le empiezo a contar todo el lío que llevo en la cabeza. Desde que empecé a hablar con Gloria, cómo han acabado nuestros encuentros, y cómo me siento respecto a todo esto. Ella escucha atentamente, sin decir nada, cosa que agradezco.

-SI te digo la verdad, Gloria está muy rara estos últimos días. La noto como de bajón… excepto cuando está contigo, o habla de ti. Puede parecerte raro, pero creo que le gustas, aunque ella jamás lo reconocería. Lo ha pasado muy mal en el amor, y se juro a sí misma no volver a enamorarse. Pero claro está, uno no elije de quién se enamora…

-O sea, que, ¿crees que siente algo por mi y por eso acabamos así siempre?

-Creo que siente algo que no quiere sentir. Lo de acabar así no lo sé, ella es más de ir de flor en flor, así que no sé si sentía algo cuando…. Eso… 

-Pf…

-Si te gusta de verdad, lucha por ella, y hazle ver que la quieres. Es muy cabezota, pero si siente algo, acabará por sacarlo. De todas formas, intentaré hablar con ella a ver si le saco algo… ha sido y es una de mis mejores amigas, así que por intentarlo…

-Jo, mil gracias Marta, de verdad.

-No las des hombre, para algo estamos –dice sonriendo. Me levanto y le doy un abrazo. Si es que tengo que quererla.

-¿Y tú qué tal?

-Pues… bien, estresada. Ya llevamos bastante materia en clase, y pronto serán los exámenes, así que…

-¿Y Hugo? ¿Sigue molestándote?

-Pf… -se empieza a poner nerviosa. Mira hacia otro lado mientras suspira y agacha la cabeza. Vuelve a suspirar y me mira preocupada.  –El otro día me volvió a besar. Y le volví a dar otra bofetada, pero… no sé… no sentí odio hacia él esta vez. David, me estoy volviendo completamente loca. Amo a Blas, pero me pongo muy nerviosa cuando tengo a Hugo cerca, no puedo evitarlo. Y no quiero liarme más, porque estoy enamorada de Blas, y ya está, pero… no sé… -una lágrima cayó por su mejilla.

-Eh, tranquila… -acerqué mi silla a la suya y volví a abrazarla.

-Estoy por cambiarme de carrera en cuanto tenga el dinero necesario.

-¿Qué? Pero periodismo siempre ha sido tu sueño, ¿no?

-Magisterio musical siempre me ha gustado también. Y así evitaría en gran parte a Hugo, y me aclararía mejor. Me centraría en mi Blas, y todo sería más fácil. No sé David, no sé qué hacer. Porque cambiarme sería desaprovechar una beca por la que he luchado mucho, pero en cuanto a lo personal…

-Hagas lo que hagas yo te voy a apoyar, lo sabes, ¿no?

-Sí, gracias –me sonrió y le devolví la sonrisa.

-Menudos somos los dos con los líos amorosos…

-Ya ves...  –dice soltando una pequeña carcajada. –Anda, vamos a dar una vuelta.

[…]

-¿Auryn?

-Sí, ¿no te gusta?

-¡Me encanta! ¿Cómo se os ha ocurrido?

-Teníamos un montón de nombres recopilados, pero al ver este… no sé, todos hemos estado de acuerdo a la primera, nos hemos sentido identificados.

-Pues está genial, me alegro mucho por vosotros.

-Gracias peque. Ah, no digas nada, no lo sabe nadie aún, así que yo no te he dicho nada, ¿eh?

-Vale, yo con cremallera en la boca –dice haciendo el gesto de que tiene la boca sellada.

-Así me gusta –digo sonriendo.

-Bueno David, me voy yendo, ya hablaremos.

-Vale, adiós guapa –digo mientras le doy un abrazo. –Y gracias.

-Nada, a ti –y, tras darme un beso en la mejilla, se va hacia el lado contrario al que me voy yo. Sin duda, me había ayudado bastante el hablar con ella.

 

*Narra Gloria*

¿Con David? ¿Pero de que va esta puta? No tiene suficiente con Blas y con Hugo que tiene que quedar también con el único chico en el que me había fijado. Maldita Marta, ¿por qué tiene que ser tan perfecta? Todo el mundo va detrás de ella. ¿Por qué no podría ser yo igual que ella? Es mi amiga, lo sé, pero… no sé, no puedo evitar sentir cierta envidia. Joder, que es mi David, ¿por qué con él? Pf… malditos pensamientos que me comen la cabeza. Pero… ese abrazo… joder, ahí hay algo. Algo que yo jamás conseguiré, que es el amor. Se abre la puerta de casa y entra Marta. Saluda a Nagore y a Silvia, pero yo no tengo ganas de hablar con nadie, y menos con ella, por lo que me encierro en la habitación. Aunque espera… es la misma habitación que la de ella.

-Hola eh.

-Ah, hola.

-Que seca… ¿te pasa algo?

-No, que va…

-Tía, te conozco a ti te pasa algo.

-¿Desde cuándo te interesa lo que me pase o me deje de pasar?

-¿Desde qué te conozco? Pero Glo, ¿Qué mierdas te pasa?

-Nada, no me pasa nada joder.

-¿Sabes que puedes contármelo no?

-¡Que me dejes en paz ya y te vayas con David, con Blas, o con el que primero se te cruce por la puta calle joder! –no sé cómo he podido decir eso. Pero lo he dicho. Uf.

-¿Qué?

-Eso.

-¿Pero qué… por qué dices eso? ¿Y por qué metes a David en esto?

-Así que es verdad que le pones los cuernos a Blas…

-¿Qué? ¡No! Dios Gloria, ¿cómo puedes pensar eso de mí, si sabes que llevo enamorada de Blas desde que tengo uso de razón?

-Pues porque te he visto con David muy acaramelados, y…

-Espera –me interrumpe -¿estás celosa?

-¿De qué tengo que estarlo?

-De que haya quedado con David.

-Sí, claro… ts…

-Gloria, David es solo un buen amigo que me ha pedido que quede con él porque necesitaba consejo.

-¿Y por qué debo creer que entre vosotros no hay nada?

-Porque él está por ti, por eso –Espera, ¿qué? ¿David está por mí?

-No me lo creo.

-Pues créetelo. Está hecho un lío porque cree que jamás te fijarías en él, y él se ha pillado por ti.

-Dios… -me siento en la cama. Ahora me siento una mierda. He tratado de puta a mi mejor amiga y he hecho creer al chico que me gusta que no me importa lo más mínimo. ¿Pero qué clase de persona soy?

-Tranquila fea… todo va  a salir bien…

-Lo siento Martus, de verdad, yo no quería… -me abraza fuertemente. Me encantan esos abrazos así tan suyos, no sé, me hacen sentir bien.

-¿Sientes algo por David, verdad? No me lo puedes negar…

-Pues… sí, me gusta. Y bastante. Es un amor, pero ya sabes que no quiero enamorarme…

-Pero no se elije boba. No te cierres, y haz lo que sientas por una vez en tu vida. Que haya salido mal una vez no significa que vaya a salir mal una segunda, ¿sí?

-Te quiero, jo, gracias. Y lo siento de veras.

-Tranquila. Yo también te quiero siamesa.

sábado, 1 de marzo de 2014

"My own dreams" Capítulo 33

Buenas! Cositas que comunicaros:
1- Siento no haber avisado cuando subí el anterior capi, se me paso y entre unas cosas y otras pues no dije nada...
2-Este capi es un pelin más coto, es que últimamente tengo la imaginación en 0 y me cuesta horrores seguir...
3-Estamos a finales de la nove! No se si será en el capi 36 o en el 40, peeeeeero esto ya se acaba poco a poco... no se si hare una segunda temporada, depende de vosotros, de si quereis o no, y si me animais pues igual... jeje :)




Una semana después…

Una semana aburrida, pero entretenida. Contradictorio, ¿verdad? No ha habido mucha novedad en esta semana. Bueno, he vuelto a hablar con David y con Álvaro, que hacía tiempo que no sabía de ellos, quedé con Blas y Dani el miércoles a tomar algo y estoy ayudando a Carlos a adaptarse un poco, aunque Marina le está sirviendo de gran ayuda. Mi amistad con las chicas se va reforzando cada día. De entre todas, no podría decir con cual me llevo mejor. Todas diferentes, pero todas increíbles. La verdad es que he tenido mucha suerte con eso. Respecto a mi vida amorosa… casi que prefiero no recordar esta semana. Blas, Hugo… Hugo, Blas… ¡SOS! Yo amo a Blas con todas mis fuerzas, pero el punto atractivo y rebelde de Hugo hace que me ponga muy nerviosa. Quiero pensar que solo es atracción, pero soy incapaz de mirarle a la cara sin derretirme en esos ojos marrón miel. Marta, STOP. Y Blas… que voy a decir de él… es el amor en persona. Lo amo, de eso sí que estoy segura. Me estoy intentando centrar en nuestra relación, solidificarla, hacernos fuertes. Pero… siempre hay peros. Pero bueno, no quiero hablar de ellos.

Sábado noche. Blas me ha dicho que un amigo le había invitado a una fiesta, y que lleváramos cuanta más gente mejor, iba a ser algo bestial, según él. Dani, Carlos, Marinus, Nagore, Glo y Silvia estaban invitadísimos. Decidí llamar también a Álvaro y a David, y que si querían traer a alguien pues mejor que mejor. Por mi parte, yo creo que el cupo estaba completo. Y ya vale ya.

-¿Estáis?

-No, cinco minutos.

-O diez…

-Si me dejas veinte va mejor eh.

-Sageraaa

-¡Que no me da tiempo!

-Glo, déjame unos zapatos anda…

-Joder, aún me falta maquillar –y eso era lo que se oía en el piso. Y yo que suelo tardar más y ya estaba lista… Iba con un vestido rojo ceñido a la cintura y de falta suelta, dejándola con vuelo, y unos tacones negros, con la chaqueta y el bolso a juego. Sencillita, pero… ¿Para qué más? La primera que vino fue Silvia. Llevaba un vestido de dos partes; la parte de arriba blanca y la de abajo, una minifalda negra. Tacones negros y detalles dorados. Super guapa. Y por fin, las tardonas. Nagore llevaba un vestido azul eléctrico con detalles negros y falda suelta, y Gloria llevaba un vestido negro ajustado con motivos de encaje en los hombros que quitaba el hipo. Eso sí, los tacones que llevaba eran considerables, no sé si aguantará toda la noche. Yo no podría, no me gustan los tacones…

[…]

-¡Tardonas!

-Díselo a estas…

-No encontraba mis tacones, ¿vale?

-Yo no sabía qué hacer con mi pelo…

-Mujeres… -dijo Blas cogiéndome de la cintura y dándome un beso. Le di un abrazo a Marina y saludé a Carlos y Dani con dos besos.

-¿Estamos todos?

-No, faltan dos amigos míos, pero si queréis, id entrando.

-Pero sin Blas no podemos entrar…

-Yo me quedo con Marta a esperar, entrad vosotros. Luego preguntamos por ti y ya está –dijo Marina.

-Podemos esperar…

-¡Que entréis cansos!

-Vale, vale… más vale maña que fuerza, ¿no? -reí ante la ocurrencia de Blas.

-Anda, tira –le di un beso y entraron todos en la sala donde se celebraba la fiesta. Marina y yo nos sentamos en un banco y empezamos a hablar un rato. Pronto apareció David, pero Álvaro seguía sin dar señales de vida. Lo último que sabía de él es que estaban saliendo de casa… hace media hora.

-¡Buh!

-¡Su puta madre! –me giré asustada. Era él.

-¡Marta!

-Pero serás cabrón… -reí y lo abracé con fuerza. Le tenía muchísimo cariño, no sé, era algo raro. Le di dos besos a Paula y presenté a Marina. Ahora ya estábamos todos. Entramos en el local. No era muy grande, pero había muchísima gente. Empecé a abrirme paso entre la gente y llegué a la barra, donde había menos gente. Me giré para ver si me habían seguido, y tras comprobarlo, me dirigí a la zona de los sofás, donde me acababa de decir Blas que estaban. Y  ahí estaban. Presenté a todos y saqué a las chicas a bailar. Se quedaron los cinco hablando. Sosos… jaja.

La música era bastante buena, nos lo estábamos pasando genial. Entre todas había mucha coña, y nos llevábamos genial. Además, Paula había encajado muy bien. Bailábamos juntas, provocando, bajo la mirada de muchos. Las caras de algunos eran de risa… Tras un rato así, decidimos volver a los sofás con los chicos, pero no los encontramos. ¿Dónde podrían estar?

 

*Narra Blas*

Marta sacó a las chicas a bailar, nosotros no teníamos muchas ganas, por lo que nos quedamos en los sofás hablando de todo un poco. Hasta que no sé cómo, salió el tema de la música. Yo desde muy pequeñito he querido dedicarme a cantar, al igual que Dani, ya que lo conozco gracias a ello. Lo que no sabía es que Carlos había participado en varios concursos regionales, que David había venido a Madrid para luchar por ello y que con sus ahorros había grabado una maqueta, ni que Álvaro había sido protagonista en varios musicales. En un momento, nos vimos los cinco hablando de nuestra pasión por la música, del sueño que los cinco teníamos en común. Subimos a una pequeña habitación que había en el piso superior de aquel local, estaba vacía.

-¿Cantamos algo y probamos?

-Claro, ¿por qué no?

Decidimos empezar a cantar “Umbrella”, de Rihanna. AL acabar, nos miramos todos. Las voces empastaban a la perfección, sonábamos realmente bien. Ninguno decía nada, pero a la vez lo decíamos todo. Quizá esto era lo que necesitábamos, una ayuda, algo que nos incentivara, como un empujón para seguir luchando. Y así lo hicimos. Decidimos que formaríamos una banda. No teníamos ni nombre, ni representante, ni nada, pero no nos importaba. Estábamos ilusionados, felices. Bajamos a la fiesta, las chicas estaban en los sofás donde nos habíamos quedado nosotros antes.

-¿Dónde estabais?

-Es una sorpresa –dije. Me acerqué al dj, al que conocía, y, al poco rato, me aprobó lo que le acababa de decir. Cogí a los chicos, y nos pusimos en el mini escenario, al lado del dj. Cogí el micro y la música se paró.

-Eh… Hola, soy Blas. Bueno, queríamos comunicaros que estos cuatro chicos de aquí y yo hemos decidido formar una banda. Si no os parece mal, os cantamos algo… -se provocó un murmullo por parte de algunos, pero nadie dijo nada. Volvimos a cantar el tema de antes. La gente nos miraba con admiración, aunque no sé cómo describirlo… En ese momento me sentí bien, feliz. Completo. Al terminar, todos nos aplaudieron. La música volvió y nosotros bajamos del escenario. Todos nos felicitaban, y nos daban la enhorabuena, otros nos deseaban suerte, etc. Llegamos a los sofás con las chicas, las cuales estaban bastante sorprendidas. No se lo esperaban para nada. Estuvimos un rato hablando, hasta que noté que alguien me tocaba la espalda.

-Hola, tu eres Blas, ¿no?

-Sí, y tú eres…

-Magi Torras. Soy representante. Os he oído cantar y me encantáis, me encantaría trabajar con vosotros, tenéis mucho futuro por delante.

-Eh…

-¡Claro que sí! –dijo Dani adelantándose a mí.

-Genial, dadme un número de contacto y estamos conectados.

[…]

La fiesta acabó mejor de lo que esperaba. Estuvimos toda la noche por ahí, bebiendo, bailando y riendo, celebrando los nuevos acontecimientos. Por fin veíamos una oportunidad, y no íbamos a dejarla escapar. En cuanto llegué a casa, caí rendido. Sin duda, un día genial.