Holii gente a la que quiero muchote! Bueno, como ya os habéis dado cuenta, últimamente no tengo mucho tiempo para escribir, así que lo siento por no subir cap mas de vez en cuando:3
Ah, os voy a pedir por favor que dejéis algún comentario en la entrada, o si no podeis pues por twitter, pero necesito saber opiniones, como lo vivis, que quereis que pase, lo que más os gusta y lo que menos... no sé, but cometar please!
Y también daros las gracias por la cantidad de visitas! Que cuando lo cree jamas pensé que llegaría a las 6000 visitas ni de potra vamos... que muchas gracias enserio, porque así lo que haceis es motivarme más para escribir.
Os quiaamoo!!
********************************************
Hoy es el día. El cumpleaños de
Marina. Hoy se me hace adulta. Cómo pasa el tiempo… y pensar que nos conocemos
desde que éramos unas mocosas que no sabíamos ni andar… Se dice pronto. Me
levanto con cuidado de no despertarla y corro a la cocina. Ahí están sus
padres, tal y como les dije. Le preparamos chocolate caliente y magdalenas y
voy a despertarla. Sé que si le llevamos el desayuno a la cama lo tirará todo
por ahí, que es muchísimo torpe. Pero la quiero igual. Voy con cuidado y me
pongo encima de ella de rodillas. Sonrío y empiezo a hacerle cosquillas
mientras gritaba “¡Felicidades pequeña marmota!”. Marina se retorcía intentando
quitarme de encima, pero no lo conseguía, soy más fuerte yo, muejeee. Al final,
me quité y salí corriendo con ella detrás.
-¡Capulla! ¡Ven aquí que te
enteras!
-¡Cógeme si puedes!
-¡¿Pero tú ves normal despertarme
así so mema?!
-Claramente –digo sin parar de
reírme y entrando en la cocina. Rodeé la mesa y Marina se quedó en el otro lado
mirando la mesa. Cogió con un dedo un poco de chocolate y se lo metió a la boca
sonriendo pícaramente.
-Uh, chocolate…
-Buenos días hija. Felicidades,
¿eh? –dice Mari Carmen, su madre.
-Ais, gracias mami. Gracias papi
–dice dándoles un abrazo.
-Eh, a mi no me des ni las
gracias, ni un abrazo, ni nada, tu solo mátame, ¿eh?
-La idea del desayuno fue suya
–dice Jose Antonio.
-Ains cacho boba, ¡ven aquí mi
arrma! –de pronto, vi a Marina encima de mí, yo en el suelo, y a esta
asfixiándome. Como la quería a la muy puta…
-Marina… vale… sé que me amas,
pero déjame respirar.
-Ups, lo siento –dice soltándome
y ayudando a levantarme.
Desayunamos los cuatro
tranquilamente. De pronto, sonó el timbre. Fui yo a abrir. Era Blas.
-Buenos días cariño –dice
mientras me da un dulce beso.
-Hola feo. ¿Quieres chocolate?
-¿Marina comiendo chocolate para
desayunar el día de su cumpleaños? No… imposible… -dijo exagerando con gestos y
poniendo caras muy raras. Yo comencé a reírme y él lo hizo detrás.
-Anda, vamos que sino esta se lo
jala todo.
-¿Se lo qué? –reí por su
comentario. Vocabulario aragonés…
-Que se lo va a terminar ella
sola, va –digo cogiéndole de la mano y llevándolo a la cocina.
-¿Hay alguien que cumple años por
aquí no? –dice Blas entrando por la cocina. Marina lo ve y se levanta para
darle un abrazo. –Felicidades tonta.
-Gracias Blasoto –dice
dedicándole una sonrisa.
-Quédate a desayunar con las chicas
Blas –dijo Mari Carmen mientras se levantaba de la mesa junto a su marido.
–Nosotros vamos a hacer unos recados, llegaremos a la hora de comer.
-Claro, ese chocolate tiene una
pinta…
-Vale mami, ciao.
Nos sentamos los tres en la mesa
y desayunamos entre risas, anécdotas, como no, manchas… Blas estaba super
cariñoso conmigo; Marina reía. Pero decidí pararlo. Sé que, en el fondo, aunque
no lo quiera admitir, echa de menos y necesita a Carlos. Desde que se fue hace
dos días, por más que lo quiera ocultar, no es la misma. Y yo me voy a encargar
de que no siga así.
*Hace dos días…*
-¿Cómo que te vas? ¿Mañana?
-Sí… joder, solo estaba de paso,
vivo en Alicante, y no quedaban billetes hasta mañana. No pensé que me pasaría
lo que me ha pasado, y…
-¿Pero a ella se lo has dicho no?
-No… no sé cómo hacerlo…
-Pues diciéndoselo. La coges y le
dices que te vas mañana y que la quieres.
-¿Cómo que la quiero?
-No soy tonta, y podrás engañar a
quien quieras, pero a mí no. Sé que aceptaste lo de ser amigos con roces para estar
con ella de alguna forma, porque la quieres. Y lo sabes.
-Yo…
-Carlos, díselo ya. Queda con
ella y díselo. Como se entere por otros o no se entere directamente se enfadará
y será peor.
-Pf…
-Venga va, no estés mal. No vivís
lejos, os podéis ver de vez en cuando. No es como yo que me voy al quinto pino
–Carlos esbozó una leve sonrisa. No me gusta verle triste. Le di un abrazo.
-Tienes razón. Vamos a su casa y
se lo digo, así me despido de ella.
-Claro, vamos.
[..]
-¿Qué? ¿Mañana?
-Sí… joder, si por mi fuera me
quedaría contigo siempre pero…
-Joder…
-Lo siento.
-No lo sientas. En realidad, solo
éramos follamigos, ¿no?
-Sí, para ti solo éramos eso.
Pero para mí era la única forma de tenerte cerca. Porque yo te quiero Marina.
Sé que dijimos que nada de sentimientos, pero uno no elige de quién se enamora.
No controlo mis sentimientos, ¿sabes? Y no he podido evitarlo. Lo siento –dice
Carlos. Ambos estaban llorando. Marina no articulaba palabra. Él le dio un
pequeño beso en la mejilla y tras un adiós y darme un abrazo, salió corriendo
de casa.
*De vuelta a la realidad…*
Salimos a dar una vuelta los tres
y acabamos en nuestro parque. Decidimos irnos de fiesta por la noche, con toda
la pandilla de amigos. Los 18 sólo se cumplen una vez y hay que celebrarlo por todo
lo alto. Blas se tuvo que ir a casa por reclamación de su madre, y Marina y yo
fuimos a comprarnos los vestidos para esta noche. Quedamos en que ese sería mi
regalo de cumpleaños.
Marina iría asi: http://www.polyvore.com/marina/set?id=106207232
Decidimos volver ya a casa. Aún
no había nadie. Era el momento.
*Narra Marina*
Pasé la mañana de compras con
Martus, lo necesitaba. Me encantó el conjunto que me cogió, y ella también iba
a ir preciosa. Llegamos a casa y, a los cinco minutos, me sonó el teléfono. Lo
cogí sin mirarlo.
-¿Sí?
-Hola Marina.
-¿Carlos?
-Em… sí… oye, creo que deberíais
pintar las paredes de fuera, están un poco sucias…
-¿Qué?
Fui corriendo a abrir la puerta.
Ahí estaba él, tan guapo como siempre, y con el flequillo un tanto despeinado.
Sonreía con cierto miedo. Yo no sabía cómo actuar, simplemente hice lo que
quería hacer. Me tiré encima suyo y le di un abrazo, de estos largos,
protectores. Los añoraba.
-Felicidades pequeña –me dijo al
oído, y un escalofrío recorrió mi cuerpo.
-Lo siento. Lo siento joder, lo
siento, yo…
-No digas nada. Ya está.
-Hola Carlos –dice Marta
asomándose.
-¡Fea! –dice dándole un abrazo.
No sé por qué, pero empecé a sentir calor, como de envidia… Sonó el timbre de
nuevo. Marta fue corriendo a abrir. Era Blas. ¿Qué hacía Blas aquí?
*Narra Marta*
Estaba todo planeado. Había
hablado con Carlos para que viniese y arreglaran las cosas, y a Blas para que
se quede con él esta noche. Espero que todo salga bien… Después del abrazo con
Carlos, voy a abrir, es Blas.
-¡Amor!
-¡Princesa! –me da un dulce beso.
La cara de Marina es de no entender absolutamente nada.
-Eh… no es por nada, pero yo y
ano estoy sola… mis padres van a llegar en cualquier momento, van a pensar mal,
no conocen a Carlos… esas cosis…
-A ver, Carlos se queda con Blas
hoy, no hay problema. Nos vemos a las 8 en el portal, vamos a cenar y luego nos
vamos por ahí. No lleguéis tarde chiquis.
-Tranquila, ahí estaremos.
-Más os vale.
-¿O si no? –Blas se iba acercando
cada vez a mí.
-No quieras saber lo que pienso…
-suelta una carcajada y me coge de la cintura.
-¿Y por qué no? –me dice al oído.
-Ejem, podríais cortaros un poco,
¿no? Hay más gente –putisima Marina… Blas se separa de mí y yo me río, me
encantan los prontos que le dan a esta chica.
-Bueno, nos vamos ya, hasta la
noche, chicas.
-¡Adiós feos! –digo cerrando la
puerta tras de ellos. Esta noche promete.
No hay comentarios:
Publicar un comentario