jueves, 26 de diciembre de 2013

"My own dreams" Capítulo 23


*Narra Álvaro*

Un día triste. Nubarrones grisáceos tapaban el cielo de Murcia anunciando una posible tormenta. Abro los ojos y ahí está ella, abrazada a mí. La despierto con cuidado, nos vestimos y bajamos a desayunar.

[…]

-¿Estás seguro?

-Completamente.

-Álvaro, te estás jugando mucho…

-Lo sé, no he pegado ojo en toda la noche.

-No creo que acceda.

-Entonces me iré yo.

-¿Qué? No puedes hacer eso.

-Claro que puedo. Ahora ella es todo lo que quiero. Y si no puede venir con nosotros, me iré yo con ella.

[…]

-Imposible. Lo siento, pero la plantilla está completa.

-Está bien. Entonces me voy. Lo siento Eduardo.

-¿Estás seguro?

-Ahora no tengo nada en claro. Solo hago lo que me dice el corazón –suspira y saca de su bolsillo un papel.

-Está bien. Firma aquí y podrás marcharte. Ten claro que si alguna vez necesitas algo, aquí tendrás siempre tu sitio. Sé que llegarás lejos Álvaro.

[…]

-¿Cómo que te vas?

-Es lo que siento Paula. Quiero estar contigo.

-Te quiero.

-Te amo.

 

*Narra Marta*

Un dulce olor a chocolate entra en la habitación. Siento pequeños besos que me recorren el cuerpo. Abro los ojos y me lo encuentro ahí, encima de mí, con su torso desnudo, y unos pantalones cortos de chándal.

-Buenos días princesa.

-Buenos días princeso –lo cojo del cuello y le beso con pasión, él me sigue. Comienza a besar mi cara hasta llegar al cuello, y va dejando un rastro de besos. Empieza a hacerme cosquillas, y yo me empiezo a revolver en la cama, riendo exageradamente. Le intento hacer yo también cosquillas, y suelta alguna carcajada, pero no puedo  liberarme de él, sigue encima de mí. Le grito que pare, pero Blas sigue. No puedo parar de reírme. De pronto, se abre la puerta.

-Joder, ya os vale, que hay gente que quiere dormir –se vuelve a cerrar la puerta. Era Marina. Soltamos los dos una carcajada y él se tira en la cama, sin parar de reír.

-Esto ha sido muy surrealista…

-Para nada… -seguimos riendo. Pero ahora que caigo…

-Blas… ¿Qué hace Marina aquí?

-Pues no lo sé…

-Yo creo saber qué hacia anoche aquí… Carlos… -volvemos a reír. Más despertares así por favor.

-Bueno, vamos a desayunar anda, que el chocolate debe estar ya frío.

-Mm… chocolate… ¡cómo te quiero madre!

-Ya, ya…

-Lo sabes perfectamente.

-Anda, vístete, te espero en la cocina.

-No me eches de menos –le digo giñándole el ojo y levantándome de la cama. Blas se queda apoyado en el marco de la puerta, mientras yo cojo mi ropa interior. Lo miro. Se muerde el labio. –Pero bueno, ¿tú no ibas a la cocina?

-Pensándolo bien… -se acerca a mí y me coge de la cintura –igual me quedo un rato más aquí…

-Pues yo no, que quiero chocolate –me separo de él y cojo una camiseta suya. Me va un poco larga, así que perfecto.

-Ah, muy bonito, quieres más al chocolate que a mi –dice poniendo pucheritos.

-Claramente, ¿lo dudabas? –pone cara de sorprendido. Yo río al instante y le doy un beso. –Jamás querría a algo o alguien más que a ti bobo. Anda, vamos a desayunar que tengo hambre –y, tras decir esto, salgo de la habitación, seguida por él.

-Buenos días parejita.

-¡CARLOS, MUERE!

-¿Por?

-ES MI CHOCOLATE.

-¡NOO! ¡ES MIIIOOO!

-Rubio de bote, más te vale que corras, porque vas a morir –tras decir esto, salgo detrás de él.

-¡Te dije que no lo cogieras Charlie! –dice Marina.

-¡SOCOOORROO! ¡ME QUIERE MATAAAR!

-¡ESO TE PASA POR COGER LO QUE NO DEBES! ¡EL CHOCOLATE ES MIO! –lo cogí desprevenido y le quité la caja de las manos.

-Jo.

-Ahora te quedas si él, por malo.

-Alaa… poh shoro –dice cruzándose de brazos y poniendo una cara rara que me provoca risa. Nos sentamos los cuatro en la mesa y desayunamos tranquilamente, entre risas.

-Bueno Martus, tendremos que irnos a casa, mis padres nos van a matar…

-¿Nos?

-Sip, porque por tu culpa no pude ir a casa, porque no era plan de aparecer allí sola y tú a la mañana siguiente,  tendríamos que dar muchas explicaciones, por lo que decidí venirme aquí y así no queda tan evidente.

-Claro… Y no aprovechaste ni nada… -le digo saliendo de la cocina tras poner una sonrisa pícara.

-So guarra –oí gritar a Marina. Me puse el vestido y miré los mensajes del móvil. Tenía el wa petado por mis amigas, pero había una conversación de Álvaro que me llamó la atención. Ponía que en cuanto pudiese le llamase. ¿Qué pasaría? Ahora lo iba a descubrir. Al tercer bip, contestó.

-Buenos días dormilona.

-A callar, que estaba desayunando con unos amigos. ¿Qué pasa?

-Que nos vamos dentro de un par de horas.

-¿Qué? ¿A dónde? ¿Quiénes?

-Paula y yo, a Madrid, a mi casa. He dejado los Miserables.

-Pero… ¿Por qué?

-Es largo… Solo quería que lo supieras.

-Pues… gracias… Espera, ¿dónde estás ahora?

-En la estación, acabamos de coger los billetes.

-Pues espérame allí que voy a despediros, y así conozco a tu Paula.

-Vale, bien, hasta ahora.

-Besis!

Cuelgo. Rápidamente llamo a Marina y nos vamos de casa de Blas, luego por la tarde nos veríamos.

-¿Cómo se va hacia la estación?

-¿Y a qué fin quieres ir tú a la estación?

-A despedir a un amigo. Llévame por favor.

-Está aquí al lado. Vamos.

Llegamos en cinco minutos. Eso sí, las dos íbamos como anoche, y llamábamos bastante la atención… pero da igual, somos así de guays y esas cosas. En seguida veo a Álvaro y voy corriendo a darle un abrazo. Es curioso, pero le he cogido muchísimo cariño.

-Hola feo. ¿Cómo que te vas?

-Era o Paula o los Miserables, y…

-Ois, que bonico acho.

-Esta es Paula –me dice señalando a una chica rubita, de ojos muy oscuros, que estaba a su lado.

-Hola, yo soy Marta, encantada –le digo dándole dos besos.

-Igualmente.

-Bueno, está de aquí es Marina, mi mejor amiga.

-Hola, encantada –dice dándole dos besos a cada uno.

-Ya veo que venís de empalmada…

-Nah, en realidad hemos dormido en casa de Blas.

-Que bien os lo montáis…

-Sí, ¿verdad? –reímos.

-Bueno chicos, nos vamos a ir ya, los padres de esta deben estar preocupados.

-Bueno… pues adiós –dice Álvaro dándome un abrazo.

-¿Nos volveremos a ver?

-Claro que sí.

-Genial –digo sonriendo y separándome de él. –Buen viaje parejita.

-¡Adiós!

Tras despedirnos de ellos, fuimos a casa de Marina. La verdad es que no fue tan malo como pensábamos, y esta hizo bien viniendo a casa de Blas, gracias a ello nos hemos ahorrado muchas explicaciones. Pasamos el día tranquilo, haciendo el vago y jugando a la wii, tampoco teníamos ganas de mucho más. Y yo mañana ya me iba…

1 comentario:

  1. Como ya dije en twitter, me encanta. Y tmbn te he nominado a los Liebster Awards: http://7058smileswithauryn.blogspot.com.es/2013/12/nominada-los-liebster-awards.html

    ResponderEliminar