*Narra Blas*
Me encanta. Todo en ella es
perfecto. Su pelo castaño claro por debajo de los hombros y que hoy lleva liso,
su manera de vestir, su voz, su risa, su olor… Ella. Cuando la he visto… no me
lo podía creer. Si ya de pequeño me enamoró, ahora… sobrepasa todos los
límites. Antes, cuando la he ayudado y se ha quedado tan pegada a mí he sentido
unas ganas inmensas de besarla. Ni siquiera yo sé por qué no lo he hecho.
Supongo que no era el momento. Pero esa sonrisa pícara que ha puesto cuando me
ha ido a abrazar… Ya el simple contacto con ella me pone nervioso, pero es que
además me provoca, y… es tan… og, no sé, la necesitaba en mi vida. Marta y
Marina comienzan a hablar entre ellas. Yo camino pensativo a su lado. Oigo la
conversación que están teniendo sobre… ¿bolis bics? ¿Enserio? Levanto un poco
la cabeza y veo que Marta me abraza. Dios, sus putos abrazos.
-¿Y esto? –le digo mientras la
abrazo y cierro los ojos.
-Lo necesitaba. Te he echado de
menos.
Ahí es cuando muero. La abrazo más
fuerte, y esboza una sonrisa que esconde en mi pecho. La amo, sí. Siempre he
pensado que seguir enamorado de la niña que me robó el corazón hace 10 años era
una locura, pero… ahora veo que todo ha tenido un sentido.
Terminamos el abrazo y vamos
hacia la parada del bus. Sí, bueno, Marta con su maletón en un bus… es
divertido. Le ayudo con él, eso sí. El viaje lo pasamos contándonos que tal nos
ha ido en todos estos años. Como la casa de Marina está cerca, vamos allí para
que Marta deje la maleta y seguimos hablando. La verdad es que me mantengo
bastante ajeno a la conversación. A veces hago algún comentario, pero nada más.
Me limito a observar. Más bien a observarla. Es preciosa. Proponen ver una
peli. Yo digo de irme a casa, pero me obligan a quedarme.
-Id eligiendo peli, voy a
preparar la cena –dice Marina yéndose a la cocina. Veo que me giña un ojo. Será
capulla… pero tiene razón. Tengo que aprovechar.
-Bueno, elige peli –me dice.
-A mi me da igual, sinceramente.
-¿Y si ponemos una romanticona?
-Pues la vería a tu lado y
estaría quejándome todo el rato para ver cuando acaba. O aprovecharía para… -me
quedo callado.
-¿Para? –me dice ella levantando
las cejas y acercándose a mí.
-Mejor no quieras saberlo…
-Voy a hacer como si no he oído
nada –dice soltando una risilla. -¿Y alguna comedia?
-Te comería la sonrisa a besos.
-Mm… ¿Y de miedo?
-Sería perfecto. Siempre que
tuvieses miedo te acurrucarías en mí y yo sería el hombre más feliz del mundo
protegiendo a la princesa que siempre ha estado esperando.
Le miro a los ojos. Ella sonríe y
baja la mirada.
-Tu mirada intimida, ¿sabes?
Le cojo la barbilla y hago que me
vuelva a mirar. Volvemos a estar a centímetros. El deseo se apodera de mí.
-Tengo ganas de besarte –le digo
mirando esos preciosos labios carnosos.
-¿A sí? ¿Y por qué no lo haces?
–dice acercándose mucho más, diciendo esto casi en mis labios. Yo es que no
puedo más, me está provocando mucho. Pero yo también quiero provocarla, no se
va a salir con la suya tan pronto.
-Porque no sé si es lo correcto
–digo y desvío mi cara a su oído. –Pero no pienses que te vas a librar –le digo
besándole el cuello. Ella suelta una pequeña carcajada. Me excita. Si al final
acabaré haciendo lo que no quiero… Le muerdo el cuello y suelta un leve gemido.
La he dejado marcada. Es mía.
-Me has hecho daño cabrón –me
dice dejándome otro chupetón a mí. Esa no la he visto venir. Pero me encanta.
Rozamos nuestras narices y…
-¡YAAA ESTÁ LA PIZZA!
Nos separamos de golpe. Veo que
se pone el pelo justo donde la he marcado pero… oh no… ¡mierda!… será… Me mira
con una mirada traviesa.
-Marina, ¿Tú cuantas pizzas
tienes en casa? Así, por curiosidad… porque hemos comido lo mismo… -le digo.
-Oye, menos quejas, que ya
bastante hago dándote de comer. Si no quieres, no cojas –dice sentándose al
lado de Marta. -¿Qué peli vemos?
Marta y yo nos miramos sin saber
cual decir.
-Decide tú –le digo. Marina me
mira y luego mira a Marta. Creo que ya se ha dado cuenta. Jodo, para no darse
cuenta…
-Pues… El diario de Noa.
-Ains, ¡vale! –dice Martus.
Parece entusiasmada y todo. Empieza la peli y nos acabamos la pizza en 5
minutos. Marta se me acurruca. Me encanta tenerla así. Pasamos toda la peli
así. Yo le acaricio en pelo, los brazos, la espalda… A cada caricia ella se
estremece. Me encanta. Ahora comprendo que la quiero, y que la necesito en mi
vida. Y no la voy a dejar escapar.
Es precioso. Qué mono, Blas. ¿Te importaría avisarme por twitter cada vez que subas capítulo? Soy @maralboranista Yo también tengo una novela. ¿Quieres que te recomiende en ella? Me encanta cómo escribes, lo haces genial. ¡Besos!
ResponderEliminarAins, muchísimas gracias, jo :'') Claro que no, yo te aviso sin problema :) Jo, pues me encantaría! Si quieres pasamela por twitter y la leo :)
EliminarUn besito! Y mil gracias por leer, de verdad :)