martes, 29 de octubre de 2013

"My own dreams" Capítulo 7


*Narra Blas*

Me encanta. Todo en ella es perfecto. Su pelo castaño claro por debajo de los hombros y que hoy lleva liso, su manera de vestir, su voz, su risa, su olor… Ella. Cuando la he visto… no me lo podía creer. Si ya de pequeño me enamoró, ahora… sobrepasa todos los límites. Antes, cuando la he ayudado y se ha quedado tan pegada a mí he sentido unas ganas inmensas de besarla. Ni siquiera yo sé por qué no lo he hecho. Supongo que no era el momento. Pero esa sonrisa pícara que ha puesto cuando me ha ido a abrazar… Ya el simple contacto con ella me pone nervioso, pero es que además me provoca, y… es tan… og, no sé, la necesitaba en mi vida. Marta y Marina comienzan a hablar entre ellas. Yo camino pensativo a su lado. Oigo la conversación que están teniendo sobre… ¿bolis bics? ¿Enserio? Levanto un poco la cabeza y veo que Marta me abraza. Dios, sus putos abrazos.

-¿Y esto? –le digo mientras la abrazo y cierro los ojos.

-Lo necesitaba. Te he echado de menos.

Ahí es cuando muero. La abrazo más fuerte, y esboza una sonrisa que esconde en mi pecho. La amo, sí. Siempre he pensado que seguir enamorado de la niña que me robó el corazón hace 10 años era una locura, pero… ahora veo que todo ha tenido un sentido.

Terminamos el abrazo y vamos hacia la parada del bus. Sí, bueno, Marta con su maletón en un bus… es divertido. Le ayudo con él, eso sí. El viaje lo pasamos contándonos que tal nos ha ido en todos estos años. Como la casa de Marina está cerca, vamos allí para que Marta deje la maleta y seguimos hablando. La verdad es que me mantengo bastante ajeno a la conversación. A veces hago algún comentario, pero nada más. Me limito a observar. Más bien a observarla. Es preciosa. Proponen ver una peli. Yo digo de irme a casa, pero me obligan a quedarme.

-Id eligiendo peli, voy a preparar la cena –dice Marina yéndose a la cocina. Veo que me giña un ojo. Será capulla… pero tiene razón. Tengo que aprovechar.

-Bueno, elige peli –me dice.

-A mi me da igual, sinceramente.

-¿Y si ponemos una romanticona?

-Pues la vería a tu lado y estaría quejándome todo el rato para ver cuando acaba. O aprovecharía para… -me quedo callado.

-¿Para? –me dice ella levantando las cejas y acercándose a mí.

-Mejor no quieras saberlo…

-Voy a hacer como si no he oído nada –dice soltando una risilla. -¿Y alguna comedia?

-Te comería la sonrisa a besos.

-Mm… ¿Y de miedo?

-Sería perfecto. Siempre que tuvieses miedo te acurrucarías en mí y yo sería el hombre más feliz del mundo protegiendo a la princesa que siempre ha estado esperando.

Le miro a los ojos. Ella sonríe y baja la mirada.

-Tu mirada intimida, ¿sabes?

Le cojo la barbilla y hago que me vuelva a mirar. Volvemos a estar a centímetros. El deseo se apodera de mí.

-Tengo ganas de besarte –le digo mirando esos preciosos labios carnosos.

-¿A sí? ¿Y por qué no lo haces? –dice acercándose mucho más, diciendo esto casi en mis labios. Yo es que no puedo más, me está provocando mucho. Pero yo también quiero provocarla, no se va a salir con la suya tan pronto.

-Porque no sé si es lo correcto –digo y desvío mi cara a su oído. –Pero no pienses que te vas a librar –le digo besándole el cuello. Ella suelta una pequeña carcajada. Me excita. Si al final acabaré haciendo lo que no quiero… Le muerdo el cuello y suelta un leve gemido. La he dejado marcada. Es mía.

-Me has hecho daño cabrón –me dice dejándome otro chupetón a mí. Esa no la he visto venir. Pero me encanta. Rozamos nuestras narices y…

-¡YAAA ESTÁ LA PIZZA!

Nos separamos de golpe. Veo que se pone el pelo justo donde la he marcado pero… oh no… ¡mierda!… será… Me mira con una mirada traviesa.

-Marina, ¿Tú cuantas pizzas tienes en casa? Así, por curiosidad… porque hemos comido lo mismo… -le digo.

-Oye, menos quejas, que ya bastante hago dándote de comer. Si no quieres, no cojas –dice sentándose al lado de Marta. -¿Qué peli vemos?

Marta y yo nos miramos sin saber cual decir.

-Decide tú –le digo. Marina me mira y luego mira a Marta. Creo que ya se ha dado cuenta. Jodo, para no darse cuenta…

-Pues… El diario de Noa.

-Ains, ¡vale! –dice Martus. Parece entusiasmada y todo. Empieza la peli y nos acabamos la pizza en 5 minutos. Marta se me acurruca. Me encanta tenerla así. Pasamos toda la peli así. Yo le acaricio en pelo, los brazos, la espalda… A cada caricia ella se estremece. Me encanta. Ahora comprendo que la quiero, y que la necesito en mi vida. Y no la voy a dejar escapar.

2 comentarios:

  1. Es precioso. Qué mono, Blas. ¿Te importaría avisarme por twitter cada vez que subas capítulo? Soy @maralboranista Yo también tengo una novela. ¿Quieres que te recomiende en ella? Me encanta cómo escribes, lo haces genial. ¡Besos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ains, muchísimas gracias, jo :'') Claro que no, yo te aviso sin problema :) Jo, pues me encantaría! Si quieres pasamela por twitter y la leo :)
      Un besito! Y mil gracias por leer, de verdad :)

      Eliminar