*Narra Marina*
Abro los ojos poco a poco. Estoy
boca abajo abrazada a Carlos, con una pierna encima suyo. Sonrío
inconscientemente. Es tan mono cuando duerme… me aparto con cuidado de él y
miro la hora. ¡Las 9! ¡Joder! Como lo vea Marta… Zarandeo un poco a Carlos
susurrando su nombre. Abre los ojos y me ve.
-Va, levanta dormilón, que Marta
debe estar a punto de llegar.
-¿Qué hora es?
-Las nueve.
-Mm… Cinco minutitos más…
-No, venga. Como Marta te pille
aquí así nos canea a los dos. Vístete, va, cuando salga del baño te quiero ver
preparado –le digo dándole un beso. Cojo mi ropa y me metí al baño a darme una
ducha.
*Narra Carlos*
Me levante medio adormilado. Si
es que esta chica… Me vestí y fui a la cocina, tenía bastante hambre. Estaba
seguro de que tenía que tener chocolate en algún lado… Encontré un paquete de
galletas príncipe de doble chocolate y cogí una. De repente, oí como la puerta
se abría y se cerraba con mucho cuidado. Me pegué todo lo que pude a la pared.
Sólo podía ser Marta. Paso por delante de la cocina y no me vio… hasta que
entró en ella.
*Narrador omnisciente*
-¿Carlos?
-Em… ¿Hola?
-¿Qué haces aquí?
-Pues… -no se le ocurría nada,
así que dijo lo primero que se le ocurrió –comer galletas.
-Ya… eso mismo… no tienes nada
mejor que hacer que venir a comer galletas a las nueve de la mañana y con la
camiseta al revés… -dijo Marta cruzándose de brazos. Carlos se puso colorado al
ver que de verdad llevaba la camiseta al revés. Lo de levantarse pronto...
-Oye, ese vestido te queda muy
bien, sí… -no sabía que decir para salir de esta. Para salvación de este entró
Marina.
-¡Martus! Ya estás aquí…
-No, soy un fantasma… -dijo
poniendo una cara rara. -¿Qué hace Carlos aquí? –dijo levantando las cejas.
-Em… yo ya me iba…
-Cómo huyes… -dice Marta
riéndose. –Sí, sí, vete, que tengo que hablar con Marina…
-Yo… eh… ¿Y tú qué haces llegando
a estas horas? –dice Marina en un intento de cambiar de tema.
-Bueno… adiós. Ya hablaremos
–dice Carlos cogiendo su chaqueta del salón y yéndose hacia la puerta.
-Adiós –dice Marina cantarina,
sonriendo mientras movía la mano.
-Adiós rubio, ya hablaremos tú y
yo… -dice Marta rasgando los ojos, pero sonreía. Carlos se fue y se quedaron
las dos amigas solas.
-Bueno, yo me voy a… recoger la
casa… porque hoy llegan mis padres y… -dice Marina intentando irse, pero Marta
la coge de la mano y la sienta en el sofá.
-¿Qué hacía Carlos aquí?
-Pues… venía a verte, pero como
no estabas pues ya se iba…
-Claaaaaro… por eso me había
dicho que había venido a comer galletas… a las 9 de la mañana… -Marina se ríe.
-Que mono, a comer galletas dice…
-seguía con una risita tonta.
-¡Qué guarrilla! ¡Qué has pillao’
cacho! ¡Y con el rubio!
-Bueeeeeeno…
-¡Pero qué fuerte! O sea, hace un
par de días me decías que era un borde y un creído, ¡y hoy te lo tiras! I’m
fleeping… Si ya decía yo que los que se peleaban de deseaban, pero de qué
forma…
-Capulla… pues sí, resulta que
empezamos a hablar, y es un amor, no sé… surgió así… no tenemos nada serio, no
me quiero enamorar… ¿Qué dijo que éramos? Ah, sí, follamigos.
-¿En serio? ¿Follamigos? –dice
Marta incrédula soltando una risilla.
-Pues sí, ya te he dicho que no
me quiero enamorar, pero el chico me atrae… Bueno, ¿y tú que, eh pillina? ¿Cómo
es que llegas a estas horas?
-Dormí en casa de Blas.
-A mi me da que hicisteis de todo
menos dormir…
.¿Qué insinúas?
-Coño, que follasteis, ¡más claro
agua!
-¡Ala que fina! Pues no, no
follamos.
-¿Ah no? –dice marina un poco
sorprendida.
-No –Marta hace una pausa –hicimos
el amor.
-¡Oooh! ¡Lo sabía! ¡Qué bonico
madre! ¿Y qué tal estas después de eso?
-Pues muy bien, no sé cómo
quieres que esté.
-¡Cuéntamelo todo! –dice Marina
muy ilusionada. Su amiga le contó todo lo que había pasado anoche y Marina hizo
lo mismo. Empezaron a gritar como locas, alegrándose la una por la otra. Qué
felicidad, oye. De repente, suena el móvil de Marta.
*Narra Marta*
-¿Sí?
-¡Feii! ¡Qué nos vamos a Madrid!
-¿Qué?
-¡Que nos han cogido!
-¿Qué qué?
-Joder, sorda, que nos han dado
la beca de periodismo a las dos, ¡que nos vamos a estudiar a Madrid!
-Me estás vacilando…
-Marta, no estoy gastando el
dinero en llamarte para gastarte una broma.
-¡AAAAAH! ¡¡QUÉ FUERTEEE!!
-¡Sí! Estoy super feliz… Tía, que
además nos vamos las dos, que ldiwjodisjd.
-Gloria, te amo, ¿lo sabías?
-Lo sé cariño, algo me habían
comentado… -ríe. –Bueno, ¡cuéntame que tal por allí!
-Pf… muchas novedades… ya os
contaré cuando llegue…
-Genial, porque nos vamos la
semana que viene.
-¿Cómo? ¿Tan pronto?
-Sí tía, me ha llegado la carta
ahora.
-Bueno, pues bien… cielo, te
tengo que dejar, ¡gracias por llamarme Glo!
-A ti amor. Un besito.
-Muak –colgué. Estaba feliz.
Llevaba tiempo intentando conseguir alguna beca para estudiar periodismo, y por
fin me la han dado.
-¡Marinus! ¡Que me han dado la
beca! ¡Que me voy a Madrid a estudiar!
-¡Aw! ¡Pero eso es genial! Me
alegro muchísimo por ti, te lo mereces amor –dice dándome un abrazo.
-¡Gracias! Ains, estoy super
feliz. No sabes lo que he luchado por esa beca. Además no voy sola, voy con una
amiga.
-¡Pues entonces mejor que mejor!
–de pronto, se escuchó el ruido de las llaves abriendo la puerta de la casa.
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